domingo, 17 de octubre de 2010

Las Abejas se Mueren

Seguir Leyendo... Las abejas de EE.UU. se mueren: la antesala del desastre ecológico
El mundo puede estar al borde de la catástrofe biológica tras la noticia de que un tercio de las colonias de abejas EE.UU. no sobrevivieron el invierno
Hay preocupantes pruebas de que las abejas están en fase terminal en los Estados Unidos, donde, por cuarto año consecutivo, más de un tercio de las colonias no han logrado sobrevivir al invierno.
El declive del país unos 2,4 millones de colmenas se inició en 2006, cuando un fenómeno llamado trastorno del colapso de colonias (CCD) llevó a la desaparición de cientos de miles de colonias. Desde entonces, más de tres millones de colonias en los EE.UU. y miles de millones de abejas en todo el mundo han muerto y los científicos no están más cerca de conocer la causa de la catastrófica caída en los números.

El colapso de la población mundial de abejas es una importante amenaza para los cultivos. Se estima que un tercio de todo lo que comemos depende de la polinización de abejas.

Las causas potenciales son desde algunos de parásitos, como el ácaro varroa chupadores de sangre, de infecciones virales y bacterianas, plaguicidas ,así como la mala alimentación derivada de los métodos agrícolas intensivos. La desaparición de tantas colonias también se ha denominado "síndrome de María Celeste", debido a la ausencia de abejas muertas en muchas de las colmenas vacías.

Científicos de los EE.UU. han encontrado 121 diferentes plaguicidas en muestras de abejas, cera y polen, dando credibilidad a la noción de que los plaguicidas son un problema clave. "Creemos que algunas sutiles interacciones entre la nutrición, la exposición a plaguicidas y otros factores estresantes están convergiendo para matar a las colonias", dijo Jeffery Pettis, del laboratorio del ARS de investigación de las abejas.


¿Por qué son importantes las abejas?

Las plantas con flores requieren de los insectos para la polinización. La más efectiva es la abeja, que poliniza cultivos en todo el mundo . Así como la mayoría de frutas y hortalizas - incluyendo manzanas, naranjas, fresas, cebollas y zanahorias - que polinizan las nueces, el girasol y la violación de aceite de semillas. Café, soja, tréboles - como alfalfa, que se utiliza para la alimentación del ganado - y el algodón, incluso todas dependen de la polinización por las abejas para aumentar los rendimientos.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Rodeados

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Rodeados

Vecinos y pequeños productores de La Palmita, Canelones, en lucha desigual contra la plantación de soja transgénica y sus impactos.

La Palmita: zona rural del departamento de Canelones, sobre el cruce de las rutas 8 y 11. Unos cuatrocientos metros hacia el sur, como desfasado en el tiempo respecto a la velocidad de las dos arterias, se encuentra el cruce de las viejas rutas 8 y 11. Allí transcurre otro ritmo, en medio de la vegetación floreciente con la llegada de la primavera; los principales actores ya no son los cientos de vehículos en línea sino la naturaleza en todo su esplendor. En ese cruce se encuentra la escuela rural Nº 128, único centro social del paraje, lugar donde los vecinos se convocaron para intentar impedir ser rodeados por cultivos transgénicos.

Agricultura familiar

La Comisión Especial para el estudio del uso del suelo rural en el departamento fue creada en el marco de la ley Nº 18.308 de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible, que da potestades a los gobiernos departamentales para la categorización y uso de los suelos. La resolución departamental que dio origen a la comisión tuvo en cuenta la importancia de la agricultura familiar en Canelones, donde la mayoría de las producciones se realizan en campos pequeños, abarcando los rubros hortícola, frutícola, vitivinicultura, avicultura, apicultura, lechería, producción de cerdos y ganadería intensiva, entre otros, que son destinadas al consumo alimenticio de uruguayos, turistas y de exportación. Canelones es el departamento que tiene mayor número de habitantes en la zona rural.
La resolución considera que “en los últimos años se ha observado el avance de emprendimientos agrícolas extensivos que realizan actividades vinculadas a oportunidades coyunturales de mercados, utilizando con frecuencia tecnologías agresivas para la población y el ambiente, y compitiendo por el suelo con las producciones instaladas”, y resolvió “fomentar políticas tendientes a preservar las características de Canelones en su modo de vida y trabajo familiar, su producción, su valor y su cultura, conservando el suelo como recurso estratégico del desarrollo, contribuyendo a la soberanía y seguridad alimentaria nacional, protegiendo la salud humana y el ambiente”. La comisión está integrada por los directores de Planificación Territorial y Acondicionamiento Urbano, de Desarrollo Productivo, de Desarrollo Rural y Gestión Ambiental; participan también ediles departamentales, el director nacional de Ordenamiento Territorial, el director departamental del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, un representante de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, productores y vecinos, Coordinadora de Organizaciones del Santaoral y Noreste de Canelones, y vecinos de Cuchilla de Rocha (próximo a Sauce), quienes se movilizaron en 2008 ante la plantación de 350 hectáreas de soja transgénica en ese paraje. El cometido es asesorar al intendente.

Arribamos al lugar guiados por Sergio Viera, productor orgánico de la zona. El viernes se realizaba la segunda reunión por la temática, a la que asistieron unas veinte personas, en calidad de vecinos y productores.

La Palmita se sitúa a siete kilómetros de Atlántida, principal balneario del departamento de Canelones. Se caracteriza por la producción hortícola, ganadera, apícola, vitícola y frutícola. En los últimos años se han instalado establecimientos de cabras, alpacas, así como plantaciones de arándanos; también han proliferado las casas de campo de alemanes, norteamericanos, chilenos, bolivianos y rumanos, dijeron a la diaria vecinos del lugar.

El paraje cuenta, desde hace un par de años, con un cultivo de soja transgénica que abarca un predio de 500 hectáreas que pertenecía a un tambo. A su vez, los vecinos están en conocimiento de la venta de predios grandes para agronegocios.

María, vecina de la plantación de soja, dio su testimonio de un episodio de intoxicación ocurrido el año pasado, luego de la aplicación de un pesticida realizada con mosquito (máquina fumigadora que tiene dos largos brazos por donde se dispersa el producto). Pocas horas después de la aplicación, su hija tuvo vómitos y diarrea, y síntomas similares presentaron un gato y tres perros del lugar, uno de los cuales murió. Ella y otra vecina relataron a la diaria que ese día había mucho viento, lo que es condición para no fumigar (la legislación establece que el viento debe ser inferior a ocho kilómetros por hora). En esa oportunidad, realizaron la denuncia policial pero no lo hicieron ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), cuyo mecanismo es que el afectado acuda personalmente a retirar, llenar y entregar un formulario de la oficina más próxima.

En la reunión, los vecinos expresaron la sensación de “indefensión” ante los cambios del entorno. Se preguntaron cómo afectan a la salud las altas cargas de químicos que requieren los cultivos transgénicos, los perjuicios de contaminación de aguas, y el desgaste del suelo. Cuestionaron el cambio cultural que implica este modelo de producción, que desplaza a la agricultura familiar y orgánica, así como el impacto social, mencionaron el caso de despidos de familias que trabajaban en un tambo, y que los grandes emprendimientos de agronegocios contratan menos mano de obra que los tradicionales; también el encarecimiento de la tierra y la imposibilidad de competir con las ofertas económicas de los agronegocios.

Discutían allí los medios para llegar al resto de los vecinos. Volantes, afiches, pancartas, correr la voz, todo realizado a pulmón, con el esfuerzo de los presentes, con los propios recursos y agendando la próxima reunión para las 19.00, para que no se superpusiera con la tarea del campo.

Al observarlos, era imposible no pensar en la desproporción de fuerzas entre quienes están a favor y en contra de la extensión de cultivos transgénicos. Alguien comentaba, contrastando las posibilidades: “Ellos levantan un celular, agarran la cuatro por cuatro y están reunidos”. Además de informarse sobre las plantaciones transgénicas y compartir experiencias, la convocatoria tenía por finalidad apoyar una resolución que surgió del municipio de Atlántida hace diez días y que esta semana será presentada al intendente de Canelones, Marcos Carámbula.

En el texto aprobado, la alcaldía declara su rechazo a los cultivos transgénicos, “al monocultivo intensivo, a la utilización de herbicidas y pesticidas propios del método de producción”. Hace pública “su preocupación ante la contaminación de reservorios de agua, especialmente la Laguna del Cisne, proveedora de agua potable a los habitantes de este municipio”. E insta al gobierno departamental a que elabore “una normativa específica aplicable a todo el departamento de Canelones, que impida la siembra, producción, transformación y comercialización de productos agrícolas modificados genéticamente”.

Efectos a la vista

El jueves la Red de Agroecología del Uruguay sesionó en San Jacinto, Canelones, y respaldó lo aprobado por la comisión especial para el estudio del uso del suelo rural en el departamento de Canelones y la resolución del municipio de Atlántida.
Afirmó que los impactos y consecuencias de la liberación de transgénicos (soja RR en 1996 y maíces Mon 810 y Bt 11 en 2006) ya se hacen visibles y enumera: erosión de suelos, contaminación de aguas, gran aumento de aplicaciones de agrotóxicos; aumento y aceleración de la concentración y extranjerización de la tierra; expulsión de agricultores familiares, desplazamiento de rubros productivos claves; crecientes casos de intoxicaciones de agricultores, asalariados y vecinos de la campaña, así como mortandades reiteradas de flora y fauna cercanas a los monocultivos.
Afirma, basada en documentos oficiales, que no se ha ponderado correctamente los impactos de los cultivos transgénicos, así como de los alimentos genéticamente modificados. También cita estudios internacionales en los que se demuestra el carácter nocivo de pesticidas, presentando casos probados de malformaciones en embriones de vertebrados.
Incompatibilidades

La resolución del municipio de Atlántida se suma a otra sugerencia realizada al intendente, surgida de la “Comisión Especial para el estudio del uso del suelo rural en el departamento”, creada por Carámbula en octubre de 2008 (ver recuadro “Agricultura familiar”).

El 29 de junio de 2010 la comisión aprobó un texto en el que recomendó al intendente que adoptara la medida cautelar (mecanismo previsto por la Ley de Ordenamiento Territorial) de impedir la siembra de cultivos transgénicos en el suelo rural del departamento, en el área comprendida al sur de la ruta 11, por un lapso de ocho meses a partir de la resolución. Durante ese período, debería hacerse un relevamiento de indicadores para contemplar las características de la zona, la producción, la densidad poblacional, y establecer lineamientos para el uso del suelo y tecnologías de producción a utilizar, contemplando la defensa de los recursos naturales. Para eso debería formarse un equipo de trabajo que hiciera una evaluación técnica y objetiva; luego de los ocho meses, se resolvería si debía mantenerse, ampliarse o reducirse la zona comprendida por la medida cautelar.

Un mes y medio después, el 19 de agosto, el intendente emitió una resolución explicando “que se han presentado a este despacho organizaciones representativas de agricultores familiares como la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), la Agremiación de Tamberos de Canelones (ATC), la Asociación de Productores de Leche de San Ramón y la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay y su Centro Regional, planteando no haber participado en las instancias de discusión del tema y su interés respecto a tener espacio para manifestar su posición respecto a la recomendación formulada, ya que los involucra en forma directa y afecta sus posibilidades productivas” y que consideraba conveniente ampliar el debate. Para esto, pidió a la comisión que recibiera los aportes de esas instituciones y encomendó a la Dirección General de Desarrollo Productivo de la intendencia que solicite apoyo técnico para el trabajo de la comisión a la Universidad de la República, al Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), al MGAP y a la Comisión de Riesgo en Bioseguridad. Salvo esta última, las otras cuatro instituciones están representadas en la comisión que aprobó el texto.

Desde entonces, la comisión no ha vuelto a reunirse. El 29 de junio se fijó que la siguente reunión sería el lunes 30 de agosto, pero hasta el momento no ha sido convocada. Lo que ya se sabe es que la medida cautelar no correrá para la zafra de cultivos 2010-2011, porque tanto la soja como el maíz transgénico son cultivos de verano, cuya siembra puede hacerse desde el corriente mes.

Respecto a esa dilatoria, Daniel Ponce de León, representante de la Coordinadora de Organizaciones del Santoral y Noreste de Canelones, dijo a la diaria: “No sabemos qué están esperando para citarla, si es que se plante la soja o qué”.

Aparentemente los productores de leche hicieron su pedido alegando que ellos plantan maíz transgénico. Ponce afirmó que las gremiales estaban en conocimiento de lo que venía trabajando la comisión, y que “no es que la salvación de un tambo sea plantar un maíz transgénico contra un maíz común”, y agregó que “a partir de arrendamientos de grandes plantaciones de soja a nivel nacional, la lechería tiene 120.000 hectáreas menos de lechería. En distintas zonas del departamento de Canelones han hecho arrendamientos de cientos de hectáreas: ¿cómo puede pelear un productor familiar contra eso?”.

La comisión también ha insistido en que además de las plantaciones transgénicas se regulen las forestales. Ponce de León señaló que en el noreste de Canelones la forestación a gran escala ha hecho que en la zona de Migues los productores hayan tenido que “abandonar los campos, porque se han secado cañadas, porque están acorralados por forestaciones. El tema a discutir es en dónde se hacen las distintas producciones. No estamos diciendo ‘hay que prohibir’, estamos hablando de ordenar los usos del suelo. Hay quienes dicen ‘en mi campo tengo derecho a plantar lo que quiera’, pero no es así, yo no puedo hacer un edificio de 40 pisos en la rambla de Montevideo por más que tenga un terreno, porque la sociedad regula las distintas actividades”. Ejemplificó explicando que la cooperativa Molino Santa Rosa está comercializando harina de maíz no transgénica, y que así la promociona, pero que “si le plantan un maíz transgénico al lado, se poliniza y ese producto se ve perjudicado, así como el de alguien que quiere plantar orgánicamente”. Retomando el concepto de debilidad de fuerzas de los diferentes actores, en la reunión del viernes en La Palmita se señaló la inmediatez con que estas gremiales consiguieron la entrevista con el intendente, por una vía que no es la formal, que exige presentar una nota en mesa de entrada y esperar. Tal es el caso de los vecinos de Cuchilla de Rocha, que desde julio de 2008 solicitan una entrevista y no se les ha concedido. Se retomó el viejo dicho de que cuando no se desea que un tema se discuta, se forme una comisión.


Fuente:



http://ladiaria.com.uy/articulo/2010/9/rodeados/#contenido

Biodiversidad en riesgo

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13.8.10
Biodiversidad en riesgo
Presentación de resultados de estudio de plaguicidas en la cuenca del Parque Nacional
Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay.
La investigación -desarrollada entre abril de 2009 y agosto de 2010- detectó “la presencia
de residuos de plaguicidas altamente tóxicos en peces”, así como altas concentraciones de
dichos productos en abejas colectadas durante mortandades masivas. Encontró, además,
“elevadas concentraciones de plaguicidas dentro del área protegida y en algunos
componentes claves de la biodiversidad de la misma” y evidenció la existencia de
“limitaciones en las capacidades nacionales para el monitoreo de los impactos de
plaguicidas usados en sanidad vegetal sobre animales, producción apícola y el medio
ambiente”.
El Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay forma parte del Sistema
Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) desde noviembre de 2008. Se ubica en el
departamento de Río Negro y su extensión ronda las 20.000 hectáreas. Reúne varios
ecosistemas: bosques de parque, ribereños, suelos de blanqueales, humedales e islas
fluviales. La zona es significativa para la reproducción de aves y peces y reúne una
amplia diversidad de especies biológicas. Desde 2004 es protegida como sitio Ramsar
(convención internacional para la protección de humedales).
Sin embargo, el ecosistema está amenazado por el uso del suelo de la cuenca de
influencia, donde predominan cultivos forestales y de soja transgénica. El cambio ha sido
drástico y acelerado en la última década, en la que la expansión de los cultivos de soja ha
sustituido campos naturales. Esto determinó una pérdida de diversidad y un incremento
del uso de plaguicidas. El impacto del cambio ya se observa, pero sus consecuencias a
futuro son inciertas.
El estudio fue desarrollado por la Organización No Gubernamental Vida Silvestre, con
financiamiento del Programa de Fondos para Ecosistemas del Comité Holandés de UICN.
Fue ejecutado con el apoyo de investigadores de las facultades de Ciencias y Química de
la Universidad de la República (Udelar) y del Instituto Nacional de Investigaciones
Agropecuarias.
El equipo trabajó de manera participativa con instituciones de Nuevo Berlín y San Javier,
localidades rionegrenses aledañas al área protegida. Los resultados fueron presentados el
miércoles 11 de agosto en el liceo de Nuevo Berlín, donde acudieron representantes de la
Intendencia de Río Negro (IRN), del proyecto Más (IRN-Uruguay Integra), del SNAP,
del Centro Regional Norte de Paysandú (Udelar), de la Comisión Administradora del Río
Uruguay (CARU), pescadores artesanales y apicultores, docentes de ambas localidades y
estudiantes del liceo de Nuevo Berlín que participaron en la experiencia.
El proyecto propició la articulación interinstitucional, cualidad que fue destacada por
todos los participantes que acudieron a la presentación. Contribuyó también a aceitar
vínculos entre la comunidad local, por ejemplo, una de las estudiantes de sexto año que
participó en un taller con pescadores indicó: “Gracias a este proyecto nosotros supimos
valorar la pesca artesanal, porque a pesar de que seamos vecinos de pescadores no nos
dábamos cuenta de la importancia que tiene para esta localidad, cómo se organizaban y
las cosas que hacían”.
Daños colaterales
El proyecto evaluó la presencia y concentración de plaguicidas en suelo, peces y
producción apícola dentro del área protegida y en zonas agrícolas y forestales de la
cuenca.
Los principales pesticidas encontrados en el estudio fueron endosulfán (insecticida
organoclorado, disruptor endócrino, altamente tóxico, cuyos residuos en alimentos y agua
poseen riesgos inaceptables para la salud humana, persistente en el ambiente por más de
seis años y prohibido en más de 50 países), cipermetrina (insecticida piretroide
extremadamente tóxico para peces y abejas, disruptor endócrino y con potencial
moderado de bioacumulación), -Cihalotrina (insecticida piretroide derivado de la
nicotina, muy tóxico para peces, crustáceos y abejas), clorpirifos (insecticida
organofosfatado extremadamente tóxico para peces, aves y abejas con moderado
potencial de bioacumulación), coumpahos (acaricida usado para curar enfermedades de
las colmenas y prohibido en miel) y glifosato (herbicida aminofosfórico potencialmente
contaminante de agua subterránea, bioacumulable en peces y que en altas
concentraciones puede ser mortal). Las plantaciones forestales utilizan glifosato; en las de
soja también lo aplican y utilizan además cipermetrina, -Cihalotrina y clorpirifos.
El estudio constató la presencia de plaguicidas en suelos de ambientes naturales (incluso
dentro del área protegida). Asimismo, verificó altos niveles de endosulfán en sedimento
de cañadas en suelos con soja.
En cuanto al estudio de los peces, como en nuestro país no se realizan análisis de la
presencia de plaguicidas en dichos organismos, el grupo de trabajo envió a Alemania las
muestras de peces para que fueran analizadas. De las ocho especies más consumidas en el
medio local y de mayor interés comercial se constataron restos de endosulfán en tararira,
bagre amarillo, sábalo y boga. “En algunas tarariras y bagres amarillos, las
concentraciones encontradas fueron superiores a lo permitido según el Codex
Alimentarium para la carne de pollo (no se encontró referencias para carne de pez)”,
explica el informe final.
En relación a los productos apícolas (miel y cera), no se constató la presencia de
plaguicidas estudiados en ninguna de las muestras de miel. Sí se detectaron altos niveles
de coumaphos en muestras de cera y sólo en una de las once muestras de cera colectadas
en febrero se registró endosulfán.
Todas las muestras de agua analizadas dieron negativo para los plaguicidas analizados,
pero el grupo aclaró que “el agua junto con la miel se consideran elementos no adecuados
para detectar la presencia de los plaguicidas analizados, ya que dichos compuestos no son
persistentes en agua y miel”.
En los casos de mortandad masiva de peces y abejas que fueron evaluados, se
encontraron “altas concentraciones de plaguicidas en general y de endosulfán en
particular”.
El informe final alerta: “A pesar de las fuertes restricciones que existen en Uruguay
respecto al uso de endosulfán se encontraron altas concentraciones en la mayoría de las
matrices analizadas: suelo, peces, cera y abejas y peces colectados durante mortandades
masivas. Sería recomendable reevaluar la autorización de su uso, dada su alta toxicidad,
persistencia y potencial de bioacumulación y biomagnificación, que ha justificado su
prohibición en la mayor parte del mundo”.
En diálogo con la diaria, Carlos Migueles, pescador artesanal de Nuevo Berlín, dijo: “La
población de Berlín consume mucho pescado de cuero y lo que más está consumiendo es
bagre. Entonces, si en el bagre se encontró endosulfán, ya estamos planteándonos qué
tiene que cambiar en la dieta de nosotros, pero si a su vez encontramos que en la boga y
en el sábalo también, ya no vamos a tener para dónde disparar. Hoy por hoy, estoy
viviendo solamente de la pesca. Desde que me llamaron y me dijeron que había
endosulfán en los peces de consumo ya no estoy comiendo pescado y entonces si me
tengo que comprar un kilo de carne tampoco me va a dar. Ya no sé para dónde disparar”.
Colmenas afectadas
El proyecto implicó un monitoreo participativo con apicultores de San Javier y Nuevo
Berlín. Entre octubre y abril se colocaron trampas al pie de las piqueras (entrada de las
colmenas), hacia donde las abejas expulsan a las que mueren en el interior de las
colmenas. En la presentación, las integrantes del equipo señalaron que no había en
Uruguay datos de base sobre la mortandad de abejas por semana.
Es por eso que cada apicultor participante llenó una planilla con el conteo de abejas
muertas por semana. A partir de los datos obtenidos se observaron diferencias entre
ambas localidades, de acuerdo al período del año: en noviembre la mortandad semanal en
San Javier iba de 40 a 67 abejas, mientras que en Nuevo Berlín iba de 39 a 58; en
cambio, en enero-febrero, mientras que San Javier mantuvo el promedio de noviembre,
en Nuevo Berlín se incrementó exponencialmente, contabilizando de 298 a 397 abejas
muertas por semana. El grupo de trabajo especificó que la diferencia tiene relación con
los usos del suelo: “La mortandad basal de abejas es mayor en apiarios ubicados en
predios rodeados de cultivos de soja que en apiarios en entornos forestales y que en
ambientes naturales”.
Entre las opiniones vertidas en el intercambio de la presentación de resultados se recalcó
la importancia de continuar y profundizar el monitoreo de recursos naturales. Se
mencionó que si bien los resultados representan sólo una pequeña fracción de la realidad,
son algo así como una “alarma amarilla” que habría que monitorear.

Amanda Muñoz

Sin lugar para los débiles

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Apicultura desplazada por modelo agropecuario.

En febrero de 2009 el sector apícola fue declarado en situación de emergencia nacional. Factores climáticos como las sequías de los veranos de 2008 y 2009 y las fuertes heladas invernales de 2007 y 2008 incidieron negativamente en la producción de miel. Pero más allá del clima, la apicultura padece las consecuencias del modelo agropecuario basado en la expansión de monocultivos y en el incremento del uso de agrotóxicos, ambos nocivos para la apicultura. Pero se está ante un problema mayor, que excede al sector, porque la mortandad de abejas es indicadora de un ambiente dañado y de una biodiversidad que se pierde día a día.

El pasado fin de semana se desarrolló el Primer Congreso Nacional de Apicultura. Se realizó en Sarandí Grande, departamento de Florida, en el marco de la 7ª Fiesta de la Miel. Fue organizado por la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA) y asistieron más de 300 productores, según informó a la diaria Mario Mondelli, presidente de la comisión y representante del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

La instancia tuvo por finalidad actualizar los avances científicos y los temas técnicos relacionados con la apicultura. Participaron profesionales del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), de la División de Laboratorios Veterinarios (Dilave-Mgap), del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y de las facultades de Ciencias y Agronomía de la Universidad de la República. Concurrieron también dos conferencistas extranjeros: el francés Gilles Ratia, presidente de Apimondia, máxima autoridad mundial en apicultura, y el italiano Franco Mutinelli, director del Instituto Zooprofiláctico de Venecia.

El encuentro abarcó tres áreas: clínicas de campo, conferencias y un taller de planificación sobre el trabajo a realizar en 2010 por la CHDA. Los temas tratados reflejan las necesidades del sector. Las clínicas de campo abordaron la apicultura en la forestación de eucaliptus; preparación de colmenas para la invernada; operativa y controles en salas de extracción de miel; administración y gestión de empresas apícolas. Las conferencias abarcaron temas de sanidad, de producción, trazabilidad, causas del despoblamiento, apicultura en cultivos de soja, mortandades por agrotóxicos y relacionamiento con Apimondia.
Crisis

El declive de la actividad apícola puede observarse en el descenso de colmenas y de apicultores -registrados en la Dirección General de la Granja (Digegra-MGAP)-, y en los volúmenes de miel exportada (que representa el 90% de la producción total). En 2007 había 517 mil colmenas, en 2008 la cifra descendió a 491 mil y en 2009 volvió a caer y se registraron 486 mil colmenas. En cuanto a número de productores: en 2007 había 4.039, en 2008 cayó a 3.314 y en 2009 se registraron 3.144.

El descenso es más notorio en los volúmenes de producción: en 2007 se exportaron 14 millones de kilos de miel; en 2008 el número descendió a 6 millones de kilos; y para el corriente año, se estima que lleguen a exportarse 8 millones de kilos. Si bien se registra un aumento respecto de 2008, la producción sigue siendo deficitaria, y a su vez, los costos de producción son mayores. Éstos abarcan los medicamentos, el de traslado de colmenas para evitar las mortandades por aplicación de agrotóxicos, así como para encontrar regiones donde haya alimentos; y desde hace algunos años se le suman los costos del montaje y mantenimiento de las salas de extracción de miel, exigidas a nivel internacional para poder exportar, y los costos de la alimentación artificial que debe realizarse durante el invierno, con azúcar, porque las colmenas no llegan a abastecerse por sí solas. Por otra parte, los ingresos descendieron significativamente con el bajo precio del dólar, moneda en la que cobra el 90% de los apicultores.

Consultado por la diaria, Ruben Riera, presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU), afirmó que la apicultura sigue en crisis: “Estamos perdiendo hoy a cientos de apicultores, probablemente más de mil. Ya no hablamos de que se está perdiendo al productor chico, se está perdiendo también al mediano y al grande [propietarios de más de mil colmenas], porque por lo que hemos podido hablar con muchos de ellos, tres años es lo que les permitía a las empresas subsistir en régimen de pérdida y muchos ya están planificando destinarse a otra actividad”.
Agrotóxicos

Riera explicó que esta misma problemática se vive en Europa y Estados Unidos. Indicó que los investigadores extranjeros coinciden en que “ya no vamos a ver las mortandades naturales de las abejas, que estaban entre 5% y 10%, hoy tenemos que asumir en el arranque pérdidas del 20% al 30% de las colmenas todos los años, ellos ya lo asumieron así y lo mismo nos está pasando a nosotros, estamos viviendo la problemática en diferido”.

El dirigente de la sociedad apícola recalcó la importancia de trabajar la problemática en los cinco continentes: “Hay cambios que se están dando en todo el mundo; si todos los que estamos siendo afectados no actuamos en forma sincronizada, va a ser muy difícil que podamos lograr cambios en estos modelos agropecuarios. Nosotros no estamos contra los productores agropecuarios, lo que queremos es que el modelo no afecte la calidad del medio ambiente y que realmente sea sustentable y permita que todos los rubros del agro puedan convivir. Hoy el modelo es muy agresivo y está dañando fuertemente el ecosistema, la biodiversidad vegetal está disminuyendo, y lo mismo pasa con la animal, y dentro de pocos años vamos a tener mucha soja, mucho maíz transgénico, muchos eucaliptos, pero ya no vamos a ver ciertos pájaros ni ciertos insectos”.

En Uruguay actualmente están permitidos agrotóxicos que han sido prohibidos en países europeos, luego de que se demostrara su incidencia en las mortandades de abejas, aunque hasta el momento estas demostraciones no alcanzan como referencia para que las autoridades sanitarias de nuestro país suspendan el uso de algunos agrotóxicos.
Buscando compatibilizar

En el marco de las conferencias, Inia La Estanzuela y docentes de la facultades de Ciencias y de Agronomía presentaron una investigación sobre la factibilidad de realizar apicultura en cultivos de soja. Éste es un tema prioritario, porque este monocultivo que hoy abarca 700.000 hectáreas, ha desplazado a apicultores del litoral del país, que era el área más productiva para el sector.

Estela Santos, bióloga y técnica apícola, explicó a la diaria: “Si hubiera más comunicación entre las dos partes y acordaran plantar ciertas variedades de soja que sabemos que podrían aportar néctar y polen a las colmenas lograríamos hacerlas convivir, por lo menos en alguna instancia durante el período de floración de la soja, que es cuando la abeja lo puede aprovechar. Sería un momento puntual dentro de todo el ciclo de la soja, que es la floración (de 20 a 35 días, dependiendo de la variedad), después el apicultor tendría que retirar las colmenas o acordar los momentos de fumigación para mover sus colmenas o taparlas durante algunos días”.

Santos indicó que hay investigadores de Facultad de Agronomía estudiando “distintas variedades de soja para tratar de ver si alguna es más compatible con la apicultura, sabemos que hay variedades de soja que no producen néctar o que no aportarían mucho polen a la colmena incluso”. El estudio se realiza considerando las más de 40 variedades de soja transgénica cultivadas en el país.

Por otra parte, Santos explicó que “la dieta de las abejas se ve afectada por cualquier monocultivo, no es lo mismo tener distintos recursos florales, que realizan diversos aportes nutricionales de proteínas y aminoácidos. Hay pólenes que aportan aminoácidos, otros son carentes de algunos aminoácidos esenciales para la abeja, como el eucaliptus, cuyo polen es rico en proteínas pero deficiente en algunos aminoácidos, y necesariamente para que la colmena pueda estar bien nutrida tiene que tener pólenes alternativos en la vuelta”.

En cuanto a la fragilidad de la especie, el presidente de la sociedad apícola indicó que “las abejas son una de las especies más endebles a estos cambios, pero tienen una virtud frente a otras: es la especie más vigilada, hoy están bajo los ojos de por lo menos 3.000 apicultores.Cuando ellas fracasan nosotros buscamos las razones y hoy por hoy no es solamente el clima lo que las está afectando, eso es clarísimo. El clima nos dañó un poco, no digo que no, pero hay daños que son muchísimo más graves”, alertó.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

LA SOJA DE MONSANTO PROVOCA FETOS DEFORMES


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Lean sino el escalofriante testimonio de Raul Lucero Horacio Jefe del laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad Nacional del Nordeste (Argentina) y del pediatra Rodolfo Páramo, también de Argentina , donde culpan a las FUMIGACIONES Y CONSUMO DE SOJA TRANSGÉNICA con el herbicida total de Monsanto a base de Glifosato “Roundup”.

“El jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Raúl Horacio Lucero, detalló historias clínicas de niños malformados que comenzaron a llegar a su consultorio en 1993. Exhibió radiografías de bebés sin dedos, chicas con brazos sin articulación, datos de fetos muertos, abortos espontáneos. “Todos provenían de parajes con uso masivo de agroquímicos. Todos. Tengo sus nombres, conozco su sufrimiento. ¿Cómo me pueden decir que ‘no hay pruebas’? Que traigan a sus esposas o hijas embarazadas y verán las pruebas irrefutables”, desafió.

Las estadísticas de Lucero muestran una directa relación entre el aumento de uso de agroquímicos en Chaco y casos de malformaciones, siempre en zonas con uso masivo de herbicidas y plaguicidas. En todos analizó la genética de los padres y confirmó que los cromosomas no presentaban problemas. “Sabíamos que los agroquímicos afectaban los genes, pero no teníamos la forma de realizar los estudios. Eso es lo que acaba de confirmar Andrés Carrasco (UBA-Conicet). Lamentablemente el tiempo nos dio la razón, la bomba de tiempo estalló, los afectados son miles y negarlo es criminal”, afirmó.

El pediatra y neonatólogo de Malabrigo (Santa Fe), Rodolfo Páramo, exhibió casos calcados a los del Chaco y resumió: “En toda zona sojera encontrarán los mismo. Es un modelo productivo que destruye la vida”, denunció y detalló la estadística de su pueblo: en un solo año, sobre 220 nacimientos se registraron doce malformaciones, “muy por arriba de la media mundial, de un caso cada 8000 nacidos”. El médico contó que se graduó en la Universidad de Córdoba y recordó una de las primeras lecciones que aprendió: “Si el médico encuentra algo que daña a la salud, es su obligación ética y moral alertar lo que está sucediendo, advertir a las autoridades y a la población. Me lo enseñó la universidad pública de Argentina, no entiendo a los que silencian”. Sobrevino una ovación del auditorio, con gran presencia estudiantil.”

Información entera en este enlace:

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-152310-2010-08-31.html
Estas denuncias finalmente han estado demostradas por un estudio del Dr. Andrés Carrasco especialista en embriología del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina)
Mas información en este en lace:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-151480-2010-08-17.html

sábado, 28 de agosto de 2010

El nuevo Hit de las Abejas, gracias Monsanto